domingo, 17 de marzo de 2013

Se miraban cual giraluna durante la noche

En homenaje al gran Vicente Aleixandre, y a uno de sus (sin duda mejores//mis favoritos) poemas..., le dedico el Giraluna de Sidonie, a los que hace nueve años ví por primera vez sobre el escenario alburquerquequiano, sitar en mano, y disfrazados de astronautas; en aquella época todos hubiésemos querido un billete de ida a Varanasy para quedarnos en ese su sin duda - mejor disco y no volver a la realidad.
Palabras que llevan a sentir las caricias de unas manos que sufrían los pinchazos de agujas ensaltadas en hilos de colores, unas manos tiznadas de dibujar a lápiz sus diseños, unas manos que emborronaban una y otra vez las hojas de su cuaderno con pedazos de goma de borrar, unas manos que simplemente eran siervas de su mente, plasmando sobre papel y telas los sueños que su cerebro veía como realidades. Tea-time

Se querían

Y se querían así sin más, se adoraban, sin poderlo remediar, se ansiaban cada día más, se echaban de menos hasta la saciedad;
se querían,
acariciando manos perfectamente pulidas, se admiraban mutuamente, desde el preciso instante en que se separaban por una esquina hasta el momento de volverse a encontrar;
se querían,
se miraban cual giraluna durante la noche, se abrazaban hasta volverse siameses, se pensaban sin querer pensar, reían al unísono con maravillosas sonrisas heredadas;
se querían,
y buscándose a lo largo de segundos, minutos, horas, días y años se enamoraron hasta el final.



(Vicente Aleixandre - Se querían.

Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.)

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